jueves, 24 de mayo de 2018

El chico que dibujaba constelaciones



Fecha de publicación: Enero 2018 

Longitud aproximada: 250 páginas 

Sinopsis: 

   Esta es una historia de amor, de sueños y de vida. 

  La de Valentina. La chica que no sabía que tenía el mundo a sus pies, la que creció y empezó a pensar en imposibles. La que cazaba estrellas, la que anhelaba más, la que tropezó con él. Con Gabriel. El chico que dibujaba constelaciones, el valiente e idealista, el que confió en las palabras «para siempre», y creó los pilares que terminaron sosteniendo el pasado, el ahora, lo que fueron y los recuerdos que se convertirán en polvo. 


Mi pequeña opinión 

   Conocía la pluma de Alice por su trilogía 33…, 23…, 13…, he leído los dos primeros libros y estoy deseando tener en mis manos el tercero, pero quizás por esa razón la tenía un poquito encasillada dentro del género new adult, ya no, nada de encasillar, además, con este libro definitivamente se sitúa entre mis escritoras favoritas. 

  Recuerdos, esa es precisamente la palabra que llega a mi mente tras terminar este libro. Recuerdos son básicamente lo que nos queda al echar la vista atrás, al mirar nuestro pasado y lo que hemos vivido. Recuerdos alegres, recuerdos tristes, recuerdos divertidos… como un álbum de fotos en nuestra memoria. ¿Y qué sería de nosotros sin esas fotos que todos coleccionamos como un tesoro? ¿Dónde quedaría nuestra historia? ¿Nuestros sueños? Seguramente esas y muchas otras preguntas son las que se plantea Valentina y por eso nos lo cuenta en este libro, perdón, no nos lo cuenta a nosotros lectores (¿o sí?), se lo cuenta a él, Gabriel, ese joven soñador e idealista que dibujaba constelaciones. 

" Recuerdo como si fuese ayer la primera vez que te vi. "

  No sé cómo expresaros lo mucho, o mejor dicho, todo lo que sentí al leer esta historia. Creo que desde el minuto uno de comenzar, desde esa primera frase me vi completamente engancha a la historia. Muy pocos son los libros que lo han conseguido y la mano de Alice, así como la historia de su protagonista, se han ganado ese honor. 

  El libro se encuentra repartido en partes, que corresponden con las diferentes décadas por lo que resulta fácil y sencillo ir viendo la evolución de los personajes, sus cambios. No hay un excesivo número de secundarios por lo que la trama no se dispersa y consigue mantener la atención en ellos, que realmente son lo más importante. Además, intercaladas entre la historia se encuentran canciones muy conocidas, fácilmente identificables (y si no para eso está YouTube o Spotify) que ayudan a imaginar el ambiente descrito por Valentina. Seguro que no os resulta nada difícil meteros en su piel, quizás por eso me metí tan rápido en la historia. 


 Confieso que soy muy empática con los personajes, mucho o muchísimo en ocasiones, de ahí que, aunque me llaman la atención otros géneros, siempre tiendo a la romántica, no me gusta imaginar otros mundos (en esos casos prefiero verlos en el cine, aunque el libro segurísimo que es mejor), no me gusta asustarme o pasar miedo (no, y en el cine tampoco) Yo prefiero emocionarme, ser feliz (sí, adoro los finales felices) y que la lectura me deje un suspiro o una sonrisa. Pues con esta historia, un claro ejemplo de novela sentimental, he llorado lo que no está escrito, lo juro, de verdad. Desde la mitad del libro hasta su final me he emocionado de tal forma que en casa me han tachado de tonta y hasta de idiota perdida porque cada vez que empezaba a leer era un sin parar, incluso intente leer en el salón, por aquello de que si me estaban viendo igual no me emocionaba tanto, pero dio igual y en realidad no me importa, me ha encantado y la he disfrutado enormemente y en casa ya saben lo sensiblera que soy ( apuesta… ¿Cuánto va a tardar mama en echarse a llorar con esta peli?) Incluso ahora, después de llevar unos días terminado me sigo emocionando al escribir esta opinión y recordarlo. 

" (…) No había ninguna bola mágica en la que pudiese ver el futuro, 
si me estaba equivocando contigo o si valía la pena dar un paso al frente y dejar atrás
 los barrotes tras los que veía pasar mi vida, 
una en la que apenas tomaba esas elecciones de las que a ti tanto 
te gustaba hablar (…) " 

  Una de las cosas que más me ha llamado la atención es que se trata de una pareja sencilla, cotidiana, y sobre todo cercana. Cualquiera de nosotros puede verse reflejado en esta historia, no se trata de personajes rocambolescos o salidos de una vida de lujo ni rodeados de todo el glamur de la fama ni la nobleza, Valentina y Gabriel podríamos ser nosotros mismos, nuestros vecinos o tal vez alguien de nuestra familia. Y eso demuestra que la belleza está en las cosas pequeñas, en los detalles, y también en la maestría de una buena pluma. 

  Creo que este es el libro en el que más notas he tomado, más frases he señalado y no, ninguna ha sido por detectar un error, ni uno, todas y cada una han sido frases de Valentina o Gabriel que tienen un significado especial para mí, que me han emocionado, con las que me he sentido identificada. 

" (…) a veces, estamos tan ocupados mirándonos el ombligo
 que no nos paramos a pensar qué sentirá la persona que tenemos al lado, 
qué etapa estará pasando, qué le ocurrirá. "

  Las cinco estrellas con las que se clasifican los libros en esta ocasión se me quedan cortas, cortísimas, le pondría un 10 sobre 5, o 20, llenaría las plataformas de opinión con estrellitas, al igual que él con su pared. ¿Qué si os lo recomiendo?? Pues vosotros mismos, quizás os parezca por mi opinión que es un libro demasiado emotivo o sensiblero, quizás penséis que es muy moñas, bueno, puede que os equivoquéis puede que no, la emoción que despierte dependerá de cada lector. Pero si me preguntáis a mí, si, si y mil veces sí. 


  Me despido con otra de las frases (esta vez no necesito que me recomendéis a Alice, la tengo más que apuntada), una que además está en mi cabeza muy a menudo, por aquello de que nos hacemos mayores, de que ya estamos en los cuarenta, las arrugas, los achaques.... ¡Hala! Dedicada a todas vosotras, mis cuarentañeras o casi. Yo sigo Felizconcuarentay. 

" Cuando tenía diecisiete años, veía “viejos” a los de treinta. 
Cuando cumplí treinta, en cambio, seguía sintiéndome como una niña 
y los que parecían más “viejos” eran los de cincuenta. 
Al alcanzar esa cifra, no imaginaba cómo pude pensar aquello alguna vez. 
¡Si éramos dos chiquillos todavía! "


3 comentarios:

  1. Hola!!
    Este libro lo leí hace poco y me encantó.
    Besitos :)

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    1. Es que es impresionante su sensibilidad y simpleza. Me tiene enamorada 😍

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  2. Ya solo me queda leerlo, tranquilamente, para disfrutar de todos los sentimientos que me promete una historia así... cuando lo haga, te enterarás, seguro.
    Muy buena publicación. Transmites lo que buscabas transmitir
    Un abrazo

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